lunes, 4 de enero de 2016

Cogitarofobia

El pensamiento es inherente a la individualidad, a la creación humana desde sus inicios. Un arma accesible a toda razón por el mero hecho de existir, un mandoble inverosímil e inabarcable para la globalidad psíquica y un estado imposible de delimitar, siendo incluso capaz de invertir las causas positivas en consecuencias negativas. Ciertamente, el pensamiento está ligado al despertar, al estado activo del día a día; dormir significa desconectar, dejar al cerebro interpretar sin confeccionar voluntariamente. Puede ser positivo o negativo, pero el estado onírico nos permite una desconexión que, de no poder realizarse, nos haría perder la cordura en un radio de no más de una semana.

La vida se rige por conocimientos, un largo renglón que mide los conceptos que vamos interpretando y comprendiendo, que nos delimitan de manera reciproca a medida que decidimos orientarlos hacia nuestras metas y expectativas. Una suma que supedita al ser humano, que permite romper sus fibras conceptuales y que, en su agrandamiento, rompen columnas para seguir edificando. Pero ello es realmente peligroso. Y no digamos que acrecentar responsabilidades nos limita como seres conscientes, pero alcanzado un punto, el ser humano puede alcanzar un estado inconsciente y somatizado de su distensión reflexiva.

Es decir, no actuamos como máquinas programadas comprensibles del todo metódico y experimentadas a fin de normativas estipuladas, aunque, a fin de cuentas, coincidimos con aquellas maquinarias que nos permiten amarrar nuestro entorno; sin desconexión estamos expuestos a estropearnos paulatinamente, y ello es capaz de minar cualquier estado mental, sobre todo si alcanza el matiz somático y la consciencia hunde raíces en la inconsciencia más pura. Y no es trascender hacia un desmesurado drama, es una realidad perfectamente composible en un mundo responsable de portales mentales regidos por el impulso, el insomnio y el miedo a dejar confeccionar al cerebro una visión que, llegada la noche, es ciega, parcial e inconsciente.

No anaforicemos el discurso. Sabemos la importancia de equilibrar nuestro estado mental activo-pasivo, pero ¿Y si alcanzado un punto en aquella biblioteca emocionalmente inteligente olvidamos la prioridad de desconectar lo anteriormente nombrado y somos reos del somatizado inconsciente que aflora en un miedo a dejar escapar el conocimiento y las ideas se rigen por los impulsos relegando nuestro consciente a un estado supeditado por un estado inadecuado de desconexión?

Cogitarofobia; miedo a dejar de pensar (desconectar la reflexión) y obviar momentos de lucidez mental que concurrirían en logros, expectativas, metas y logros personales. Este estado se define como una actitud negativa que teme desconectar del estado del pensamiento ante el miedo de imposibilitar, durante el tiempo invertido en la distensión mental, el alcance de conclusiones, conceptos, teorías, trabajos o metas individuales y trascendentales que luchan por ensalzar nuestra actitud de autosuperación, así como logros personales. Es decir, el individuo no desea irse a dormir porque por su mente siempre merodean conceptos sin atar,  conceptos inconclusos, conceptos inconexos que, en momentos de reflexiones alejadas de la satisfacción personal (tareas del día a día que realmente realizamos como consecuencias de pautas sociales, obligaciones y normas estrictamente esenciales para vivir), no tienen cabida en el detenimiento mental. Llegado el momento de tiempo muerto (el cerebro no se centra en nada más que desconectar), el individuo, ante una postura de insomnio ligada al impulso de no poder obviar los conceptos que oscilan por su mente como péndulos resolutivos, decide mostrar mayor interés e intenta cerrar o finalizar los proyectos o conceptos abiertos hasta el momento.

Como síntomas directos, el individuo muestra insomnio, cambios de temperatura drásticos, sudoraciones, estrés, nerviosismo, paranoia, y una clara incapacidad para poder relegar cualquier pensamiento que acuda a su mente. Esto se realiza de manera somática y es incontrolable por el individuo a medida que los proyectos y mapas conceptuales no son cerrados, originando una cadena de reflexiones que ocasiona un insomnio incontrolable; es incontrolable porque el individuo acrecenta inconscientemente una postura autodidacta de apego hacia sus resoluciones y desea concluir siempre los conceptos que subyacen en su mente en los momentos menos indicados. Los momentos destinados a que el cerebro distensione su carga voluntariamente controlable se convierten en un ciclo de insomnio que lucha por concluir o eliminar los interrogantes surgidos en el individuo en su día a día.

De esta manera, si el individuo va acumulando interrogantes y horas de experiencia sobre alguna materia, inconscientemente intenta concluirlos al postrar su cuerpo en la cama y dejar la mente en blanco. El cerebro, al no divagar en tareas irrelevantes, acentúa su actividad en tareas circunstancialmente importantes para el individuo, y si alcanzan gran materia de complejidad, pueden ocasionar estrés, falta de autoestima, ausencia de cohesión, falta de lucidez y un insomnio incontrolable si los interrogantes no son concluidos.

“Realmente, no hablo de un miedo a la ausencia del pensamiento. El individuo no teme a que ninguna voz interior se apague, sino a que dicha voz no logre cumplir o concluir sus metas más preciadas. Esas metas que hacen que nuestra vida cobre sentido”.

Finalizo con un ejemplo claro y conciso. El músico vive para la composición y no puede permitirse perder una melodía relevante, por insignificante que pueda parecer; componer significa recomponer ideas; partir de algo inconcluso; trabajar un concepto en base a una intención que definitivamente pueda lucir como algo equitativo pero esencial a la impresión planteada. Un compositor no puede relegar nunca su cercanía a la música, ni si quiera cuando duerme. De dicha manera, aunque el músico se halle en un profundo estado de armonía y descanso, si una melodía destacable merodea a modo de chasquido por su mente, este no duda en levantarse, sin importarle la hora, para anotar la melodía y trabajarla. Incluso cuando un músico sueña, si una melodía le despierta a las cinco de la mañana, la voluntad impulsiva del compositor le obliga a levantarse y trabajar la melodía.

Recordemos la labor de Antonio Vivaldi, gran compositor italiano del barroco. Su vocación religiosa no le impidió correr y fraccionar la misa para componer lo que hoy en día conocemos como Las 4 estaciones. Antonio Vivaldi inició sus labores y oficios afines a la religión, alternando su vocación musical. Oficiando una misa, un chasquido golpeó su cabeza y en ella sonaron las melodías más destacadas y conformadas en las 4 estaciones. Antonio Vivaldi irrumpió la misa que estaba oficiando y corrió fervientemente a apuntar aquellas melodías que surgieron imprevisiblemente en su cabeza, relegando lo que simbolizaba el camino a priori importante y que había escogido realmente; a pesar de que su vida giraba en torno al camino de la doctrina religiosa y los oficios relacionados con ella, Antonio Vivaldi no dudó en tirar todo por la borda en ese momento y realizar lo que realmente consideraba importante.

Esto no está explícitamente relacionado con el concepto que aquí hemos decidido bautizar, Cogitarofobia, pero si es un símil bastante idóneo para recrear el estado mental al que dicha fobia puede supeditarnos. El individuo nunca ha de relegar el estado de omisión conceptual destinado a descansar, pues como hemos dicho; “Sin desconexión estamos expuestos a estropearnos paulatinamente, y ello es capaz de minar cualquier estado mental, sobre todo si alcanza el matiz somático y la consciencia hunde raíces en la inconsciencia más pura”. Y aunque no somos máquinas programadas, compartimos una misma esencia; “Omitir la omisión de conocimientos y funcionamientos es inherente a la vida mentalmente sana, aunque ello conlleve relegar las mayores oportunidades que nos brinda el azar de alcanzar nuestras mejores expectativas”.

Un momento, corrijo mi postura y aplico mi perspectiva subjetiva. Es más equitativo relegar dichas oportunidades para poder tener un sueño sano, pero es más frustrante no alcanzar aquella idea que te brinda la oportunidad de hacerte crecer como persona, aunque sean las cinco de la mañana. Si realmente quieres lograr algo, levántate a las cinco de la mañana para terminar aquella idea que lleva semanas rondando por tu cabeza y que, aunque no te dejará dormir, te hará más feliz que dormir 10 horas (este mismo concepto lo he llevado arrastrando durante semanas y al final he acabado escribiéndolo a las 3:00 de la mañana tras la fiesta de Nochevieja, habiendo dormido 4 horas y teniendo que madrugar para acercar a un amigo a la estación y estudiar).

*Este concepto de fobia no existe como tal, solamente es un concepto abstracto que llevo planteando durante mucho tiempo y que explica ciertas experiencias de la mente. Si existe algún concepto relacionado con la fobia planteada en este discurso, "Cogitarofobia", no he sido consciente de su existencia durante mi planteamiento. Este discurso no es ningún producto intertextual o pastiche ensamblado, todo parte en base a ideas concebidas y aisladas.

jueves, 3 de diciembre de 2015

El Noble Arte de La Nada

–Ten cuidado Miles, cualquier paso sincopado podría desenfrenar una repentina carrera para evadir nuestra muerte, y quiero tornar con la cabeza bien asentada, aunque sea para degustar el aliñado equolis que tan ardua labor requiere en la cocina y que nuestra madre lleva toda la tarde estrujando.

–Siempre igual de llano Statione, aún no creo que me ofrecieras pasear más allá de la explícita y marcada valla que separa nuestra humilde choza del vasto páramo natural.

–No entiendo por qué me infravaloras hermano, sólo soy responsable y consecuente con las palabras de padre. Para una vez que quiero fraccionar el legado fidedigno que me he ganado durante estos años y ahora el valeroso Miles se convierte en un sucio pastor de ingrems tembloroso porque un hambriento ursem le ha acorralado.

–Te esfuerzas por parecer el genio de la familia, y ni si quiera creo que tus palabras encuentren significado alguno en ese yunque que tienes por cabeza.

–Al menos este yunque sirve para moldear conocimientos, y fíjate, ni si quiera el fuego consiguió ahumar mi ingenio y astucia aquella noche que casi hiciste arder nuestros preciados ojos.

–No doy crédito, eres incapaz de coser con tu ingenio ese par de labios que producen en mí ciclos homicidas en cada palabra que dañinamente esbozan.

–Mientras tu cerebro se esfuerza por encontrar una respuesta mínimamente desafiante, intenta centrarte al menos en la labor de encontrar lo que llevamos horas buscando. Por cada palabra que sueltas, se escapan mis insignificantes ganas de haberte traído aquí conmigo.

–Como bien dice el refranero petreo “el verdadero desafío es superado cuando el corazón del guerrero muestra sus heridas con fortaleza y alza su dolor como advertencia de resistencia”.

–Página 67 del bestiario petreo ¿Has vuelto a coger uno de mis libros Miles? Si apenas sabes leer nuestro idioma, hermanito.

–Cállate, lo vi en tus anotaciones.

–Bueno, bueno. No perdamos más el tiempo con estas palabras invisibles y encontremos las preciadas flagus. Ya me estoy imaginando las palabras de padre “Mira por donde, el estudioso Statione y el tozudo Miles volviendo orgullosos de una aventura infantil”.

–Más bien lo imagino así “¡Leila, trae el amorata-ojetes!”.

–La verdad es que quiero mucho a padre, pero cada vez que nos tumba sobre las espinas del jardín y nos golpea insistentemente, me dan ganas de ir a la librería, arrancar cada hoja de mis más de 50 libros, y metérselas una a una por su culo.

–Sigo sin entender que hacemos en este páramo vegetal hablando del ojete de nuestro padre. Por favor, centrémonos, que la noche acecha como wolfgang en vela cuyo sofisticado olfato no puede dormir ante tanta cercana presa.  

–De verdad, deja de coger mis libros. Ni si quiera tiene coherencia lo que dices. Primero, los wolfgangs no duermen por la noche, segundo, deja de coger mis libros. Si seguimos divagando por este páramo llegaremos al lago de las kirlas, y, aunque por una parte arde en mí la oportunidad de demostrar lo que leo en mis libros, no me gustaría corroborar la leyenda de dicho lago.

– ¿Qué ocurre allí? ¿Se aparean fervientemente los treeks a la luz de la luna llena?, ¿O quizás sea un baño clandestino dónde vas cada noche a sacudírtela mientras madre y padre duermen? De ser así, hay que estar desesperado para andar a la deriva tanto tiempo para sacudirse la antorcha.

–Si se supone que he de rebatir tales tonterías… Siéntate en aquel pedrusco mientras intentas hacer uso del trozo de madera  que tienes por cabeza. 

–Mejor madera que hojarasca entintada.

–No sé si sabrás lo que son las kirlas Miles, aunque, realmente, no sé por qué se pluraliza la palabra, dicho así parece que se traten de monstruitos o seres de una misma raza.

–Céntrate, que si al menos vas a contar algo interesante me gustaría que no te explayaras con tus  memeces.

–Tal y como cuentan las historias de media noche,  dista de hoy en el tiempo un doloroso amor que se cobró una vida. Una joven, habitante del poblado vecino de Enmiure, se hallaba enamorada de un apuesto muchacho que trabajaba en la herrería local con su padre. Digamos apuesto por decir algo, pues se rumoreaba por aquel entonces que dicho muchacho se aferraba a cualquier pierna suelta que encontraba en la noche.

–Lo que viene siendo un triunfador, como yo vamos.

–No sé dónde encuentras triunfo en utilizar a las mujeres como pañuelo de quita y pon, pero bueno, el tema es que el joven herrero embaucaba a las jóvenes y las llevaba al lago que antes te comentaba. Y como bien piensas, una vez usadas las mujeres por él, eran enterradas en un umbral frío y de desprecio en el que los puercos tenían más valor que las mujeres.

–Ya me estoy viendo el típico triángulo amoroso; el puerco, el herrero y la joven. Todo muy erótico, sí señor.

–La joven, estando perdidamente enamorada del herrero, se dejó embaucar hasta aquel lago que tienes en la punta de tus ojos. Pero pobre de ella, pues pensaba que podrían estar juntos para siempre.

–Típico de las mujeres, tras un polvo ya están maquetando vidas perfectas fruto de ensueños irrisorios y novelescos, aunque luego quieran seguir desempolvando sus alerones calenturientos.

–Eres un burro, que lo sepas. Normal que la gente extrañe encontrar parentesco alguno entre tu figura y la mía. Por dónde iba… Ah sí. La mujer, obsesa en su mundo de romance empedernido (que en verdad era ilusión de su propia mente, pues según leí el herrero no se comprometió en ningún momento a salir con aquella joven) comenzó a seguir al herrero a todas partes a fin de comprobar si eran ciertos los rumores. Y efectivamente, llegó la noche clave en esta historia.

–¿La noche en la que por fin te callabas?

–Casi pero no. La noche en la que, en este lago, encontró a su amado sollozando en brazos de otra mujer. Como era de esperar en esta típica historia, la joven salió de su escondite para embadurnar de barro a la arpía que estaba frota que te frota con el “amor de su vida”. No sé como llegaría a pasar, pero, la joven, dolida por todo lo ocurrido, maldijo al herrero gritando “Estaré siempre observándote, día y noche, desde nuestro preciado lago” y…

–Y, cómo no, la joven se lanzó al lago y dejo hundir su figura en el fondo mientras sus lágrimas hacían subir noche a noche el volumen del lago.

–¿Cómo lo has sabido?

–Estaba bromeando, aunque la verdad, era muy previsible. Me esperaba más de tu historia, Station.

–Sí, pero, la mejor parte es esta. Se dice que, noche a noche, se puede vislumbrar la figura de la joven si se deja postrar la mirada hacia el fondo del lago. Incluso se dice que, algunas noches, la joven muchacha sale del fondo del lago para deambular por sus orillas mientras llora en el silencio de la noche, y que no es muy receptiva a encontrar hombres. No hace falta decir qué ocurre si encuentra a un hombre en su preciado lago.

–Un polvete gratuito no estaría mal.

–Desde aquel suicidio de la joven en el lago, se denomina el Lago de las Kirlas. Y supongo que te preguntarás el por qué de kirlas. Pues resulta que, desde aquella noche hasta la actualidad, muchas jóvenes dolidas por sus relaciones amorosas han ido a parar a este lago, dejando sumergir sus cuerpos en su fondo y uniéndose a ese mar de lágrimas ocasionado por cuerpos dolidos…

–Qué bonito pero ¿Eres consciente de que estamos en la entrada de ese laguito tan fantástico que espera a hombres guapos cada noche para estrangularlos?

–Mira el lado bueno Miles, el guapo de la familia eres tú. Yo solo soy el listo.

–Casi que será mejor volver, padre tendrá ya preparado el amorata-ojetes y no quiero perderme tan apasionante evento.

 –Y luego el valiente eres tú, tanta bravía con las mujeres y prefieres elegir el amorata-ojetes de padre  antes que ver a una espectral figura femenina en un lago nocturno.

–No le encuentres el sentido, como bien has dicho, el listo de la familia eres tú, Statione.


viernes, 9 de octubre de 2015

Superposición Irracional; Un Raciocinio Contextual

Más allá del origen mismo del ser humano, nuestras  manos han sabido construir una significación simbólica fruto de la simbiosis de nuestros sentidos, que por una parte nos han permitido adaptar el entorno natural hacia nuestros intereses y manipular la vida en un “antojo racional”, con nuestras carencias reales guiadas por la base instintiva y sobre un contexto racional, en cuanto es aplicada al ser humano como el conocimiento necesario para explicar todo fenómeno circunscrito a toda actividad, la episteme de lo real, siempre bajo nuestro “mundo conceptual”.

La creación de significación nos permite conferir al mundo atributos como lo “real”, lo “mundano” o lo “aparente”. Desde la primera conciencia humana se creó la primera significación de mayor prioridad y trascendencia, o por lo menos, la realidad menos real en la conciencia humana; la encarnación de un ser superior cúmulo de nuestras mayores carencias y virtudes, simbolización perfecta del equilibrio necesario para desenvolver el nudo inexplicable de todo lo observable “La existencia de Dios no es atribuida en sí misma como real, en tanto que es una mera significación creada por y para el hombre. Fuera de tal representación simbólica, la existencia de dicha entidad pierde toda su significación, es por ello, un raciocinio contextual” El concepto de “raciocinio contextual” hace referencia a la elaboración simbólica fruto  de las condiciones espacio temporales que rigen el presente, es decir, toda aquella acepción elaborada bajo el raciocinio que depende de las coordenadas espacio temporales ligadas a las circunstancias históricas, políticas, económico-sociales que adquieren el valor de realidad en sí misma bajo la perspectiva del momento. Una mera construcción simbólica que adquiere la conceptualización de construcción real bajo la conciencia del momento. “Una realidad susceptible de ser superpuesta es aquella cuya explicación solo puede ser entendida bajo las condiciones espacio temporales del momento. Aquella realidad cuya construcción simbólica remite a un marco contextual global y comprensible desde el antes y el después es susceptible de perdurar, es decir, es susceptible de superponer su aspecto real bajo significación construida por el ser humano para adquirir el valor de realidad bajo significación en sí misma”.

Hay dos tipos de realidades; por un lado disponemos de la realidad simbólica, fruto de la construcción regulada bajo la interacción emocional y racional del ser humano, posiblemente entendible por toda conciencia tras desglosar su núcleo teórico, pero inentendible bajo la práctica instintiva, por otro, tenemos presente la realidad existente, es decir, aquella que existe bajo su condición misma de existencia. Es aquella cuya comprensión es irrevocable en toda conciencia, sea explicable teóricamente o manifestada por la práctica. Un ejemplo clarificará lo anterior. Cuando el ser humano observa el entorno e intenta explicar su funcionamiento recurre a la construcción racional y a la asociación de conceptos existentes por sí mismos. Cuando cogemos una manzana y la soltamos, sabemos por la práctica que dicha manzana caerá hasta tocar el suelo. Esta dimensión engloba la realidad existente, aquella que existe por sí misma en tanto que es innegable para todo ser humano. Desde la perspectiva teórica, haríamos alusión a un conjunto de explicaciones en la que entrarían el concepto de gravedad, cuya identificación ha sido fruto de una construcción simbólica por parte de un ser humano. Cuando una persona que desconoce dicha teoría observa caer una manzana, hace alusión a una realidad instintiva, una realidad existente bajo toda condición. Cuando analizamos los procesos que han sido experimentados y que explican la caída de dicha manzana asimilamos la realidad simbólica, fruto de la construcción subjetiva de los elementos extraídos del entorno.

En efecto, Dios no se ha creado, Dios ha sido creado por y para el hombre bajo unas circunstancias que son inentendibles en el “ahora”, es irremediablemente “una realidad susceptible de ser remplazada”  en tanto que sus valores iniciales no pueden competir con las circunstancias del momento. El ser humano creó a Dios en unas determinadas coordenadas espacio temporales condicionadas por las pretensiones, carencias y pensamientos de dicho momento, por consiguiente, sus valores no pueden ser entendidos a medida que la realidad ejerce su irremediable curso y cuyos valores son superpuestos. La condición de Dios dispone de la condición de perfección, por lo menos desde la significación del ser humano. Si bajo dicha condición de perfección ha construido unos valores y los ha integrado en la realidad humana, dichos valores deberán abarcar la condición humana desde toda concepción espacio temporal, es decir, Dios debería haber establecido unos valores que pudieran extenderse desde el momento de su instauración hasta nuestros días. En cambio, vemos como dichos valores son superados a medida que evolucionan los factores históricos, políticos y económico-sociales.

¿Dónde queda entonces la visión global de una entidad todopoderosa que preserva el equilibrio humano si es una mera realidad entendible desde unas lejanas y determinadas condiciones espacio-temporales? De englobar Dios la condición de perfección esto no ocurriría, considerando que la concepción de perfección ha sido asignada por la construcción simbólica del ser humano. De ello extraemos tres posibilidades; la posibilidad de que Dios en su existencia no sea perfecto, por lo que dejaría de cargar con la acepción simbólica de “Dios”, la posibilidad que nos hace reflexionar que al ser perfecto bajo la construcción simbólica del ser humano y no ejercer dicha perfección se compruebe que Dios, en efecto, no existe, o por lo menos, dentro de dicha construcción simbólica del ser humano, quedando en una mera pretensión de buscar un elemento equilibrador, y por último, que Dios hubiera existido en aquellas circunstancias espacio temporales en el que fue creado y construido por el ser humano, pudiendo ser entendidas solo desde el momento de su existencia y haciéndonos reflexionar sobre un “Dios muerto” e inentendible en el presente.

martes, 25 de agosto de 2015

Statu Naturae

Volteando mi cuerpo inquieto durante la pesada noche, o más bien, durante la noche tornada día a causa de la ineficiencia fisiológica y la continua baja solicitada por el departamento onírico ante su ausente confección de parpadeos, una itinerante conversación procedente desde el exterior penetra en mi cuarto a través de la ventana.

La conversación parece arder a medida que transcurre la noche, puesto que los participes aúllan sin descanso, la hora no parece ser problema. Una conversación hilada por la luna y perpetrada por el aislamiento, muros conceptuales separan a los individuos en el debate.

Cada individuo nació en zonas diferentes, seguramente con hábitos y realidades parcialmente distintas (puesto que las diferencias fisiológicas no son muy abismales). Todos, sin excepción, crecieron en sus parcelas esféricamente determinadas por la naturaleza y la causalidad genética correspondiente. La cantidad de componentes parece indeterminable desde mi habitación, especificar dicha información no parece interesante.

Algo sí es irrefutable, todos, sin excepción, están aislados, separados; no disponen de ninguna representación mayor que la de sus instintos. Y así es como crecieron, instintiva y naturalmente. Y que quiero decir con esto. Simple; en esta conversación no cabrían conceptos.

Puede ser que ya hayáis desentrañado el contenido de la argumentación. Como decía, los individuos no han conocido ningún patrón, carecen de conceptualización, de percepción de líneas argumentales, de distinciones burdas y horas de aprendizaje. Solamente han nacido y vivido; el estado natural habla por ellos.

El estado natura provee la perfección oral nutriéndose del aislamiento de conocimientos consensuados ni de adiciones variables, el estado-origen, el estado neutro. Es aquí donde la conversación se hace comprensible.

En efecto, los componentes no son personas trajeadas de comprensiones extra-natura. La velada se discute a través de ladridos y aullidos procedentes de parcelas kilométricamente separadas. Los caninos amaestrados ladran en la distancia comunicándose a partir de un statu quo imparcial que denota algo más que ruido.

Dicho hecho hace replantearme (aparte de la teoría subversiva e inconsciente del sueño) si el estado originario de la vida es, en su creación, perfectamente entendible por y para el ser humano en su totalidad sin su alteración. Todos los perros humanizados, con indiferencia de su raza, crecen de forma aislada, por así decirlo, sin comunicarse con otros perros y sin aprender a comunicarse; pero tarde o temprano llega la noche, y, en comuna, los ladridos denotan algo más que un ruidoso manifiesto. Es entonces plausible que el estado natural para el hombre, a pesar de sus diferencias genéticas y etnográficas, pacte la comunicación sin adoctrinamiento ni composición de distinciones ortográficas, fonéticas ni gramaticales.

Si creciéramos en aislamiento y posteriormente fuéramos agrupados, seguramente el statu naturae nos dotaría del lenguaje definitivamente globalizado, con indiferencia del origen geográfico. La comunicación en su estado más natural, libre de barreras y de incomprensiones, lenguaje aprendido y experimentado a través del mero nacimiento. Del nacimiento a la comprensión, puede que a través de una comunicación ineficiente y provista de incoherencias aplicables en cuanto a tiempo y utilidad se refiere, pero al fin y al cabo, una comunicación naturalmente comprensible destinada para cada ser humano.

lunes, 22 de junio de 2015

Lucha Onírica

Estaba recostado en aquel laberinto nocturno que mi mente siempre construía, levantando murallas cubiertas de vidrieras para protegerme de un enemigo insistente que miraba a través, pero que a pesar de percibir el temblor de mi mirada, no apreciaba mi existencia.

Caminaba lentamente dejando caer su único dedo sobre las vítreas paredes, dejando un surco entre el polvo y las cenizas que enfocaban toda imagen visualizada desde uno u otro lado. No creo que tuviera intención de buscar algo, ni si quiera parecía saber que deambulaba en un laberinto, tan solo caminaba sin rumbo arrastrando su dedo por las largas cristaleras que conformaban la estructura.

El caso es que, muy a mi pesar, yo tampoco entendía cómo ni por qué había acabado en aquel lugar, ni si quiera recordaba cuando fue la primera vez que viví la experiencia. Una cosa sí tenía clara; no era la primera vez que me encontraba atrapado en aquel lugar. A pesar de que las paredes eran transparentes, el ciclo era infinito, mi mirada se perdía entre la profundidad y era imposible visualizar salida alguna. De un remoto exterior solo podía percibir el cielo.

Descubierto el laberinto por la ausencia de una superficie, el cielo tampoco generaba sensación de distensión, al contrario, el colorido verdoso sesgado por nubes contaminadas generaba una sensación de agotamiento e intranquilidad que ofrecía barra libre de náuseas.

Puesto que mi mente no podía cavilar ninguna meta ni patrón coherente para evitar adentrarme y desorientarme en aquel entramado, seguir a aquella “persona” me parecía lo más entretenido.

Era curioso, a pesar de ser un laberinto, todo parecía comunicarse a la perfección para abrir un camino predeterminado a conectar mis pasos con aquella figura. Veía su sombra caminar paralelamente a mi vía, en ocasiones solo miraba el surco que su dedo dejaba en el cristal, siguiendo la línea con mi mirada como si quisiera comunicar algo. Cuando el pasillo dejaba de ser recto, la figura seguía caminando hasta la bifurcación hasta chocar contra la pared. Unas veces seguía caminando hacia adelante y tras insistir se giraba para seguir caminando,  pero otras veces colisionaba con el cristal con tal impacto que creaba un boquete perfectamente tallado en la pared, sin fragmentos ni retazos generados por la típica ruptura de un cristal.

A pesar de parecer inconexo, empecé a pensar que debía tener algún significado, pues cuando el laberinto parecía bifurcarse de forma que no pudiera seguir a aquella figura, aquel ser reventaba a su paso la pared y todo volvía a fluir con normalidad.

Lo que tampoco entendía era el por qué de su dedo frotando constantemente el laberinto polvoriento. La única idea que acudía a mi mente era que aquel surco fuera una forma de reconocer el terreno, una mera señal para saber por dónde ha caminado y no perderse en sus propios pasos. Pero aquella idea me parecía ridícula, el ser no se inmutaba en ningún momento, no mostraba faceta alguna de un ser humano; no se cansaba ni postraba su figura un solo centímetro, tampoco parecía que respirara o mostrara cansancio. Cualquier humano cesaría su marcha para barajar opciones si lleva mucho tiempo andando, o al menos, giraría la cabeza como acto involuntario de estar perdido y querer buscar una salida desesperadamente.

Ni denotaba intención de buscar algo en aquel remoto lugar ni tampoco parecía molestarle mi presencia acosadora. Quizás fuera una máquina diseñada para buscar una salida en aquel laberinto, pero, en ese caso, tampoco entendería como apareció en el mismo punto de partida que yo.

No mantenía una noción exacta del tiempo que llevábamos caminando, pero seguramente rondaría en torno a un par de horas. Todo lo que no le ocurría a él me ocurría a mí; me empezaba a encontrar fatigado, los párpados atosigaban mis pasos y mis fosas nasales luchaban contra el polvo para poder respirar, pero la alergia y el cansancio aminoraban mi marcha considerablemente. Pese a actuar como algo inhumano,  parecía estar jugando conmigo, pues cuanto más aminoraba la marcha, más aceleraba sus pasos aquel longevo dedo.

Pero no ocurría nada anómalo, solamente caminaba mecánicamente sin pararse o girar la cabeza. Esto comenzaba a cansarme, cuanta más distancia recorría, más nervioso me ponía mirar la sombra entre el polvo de los cristales.

Intentaba atrapar algo que me había atrapado aprovechando mi ignorancia. Si su papel era hacerme perder el tiempo, lo estaba consiguiendo. El tiempo no tenía valor alguno en aquel lugar. En cierto modo no era novedad para mí, la palidez de aquella figura era lo menos desconocido allí. “Si hubiera estado aquí me acordaría, al no ser (que fuera) un sueño”.

El verdadero silencio no es aquel que se da cuando estás solitariamente inmerso en ti mismo, el verdadero silencio es aquel que forma parte de alguien que intenta hablarte pero no puede, o que ni si quiera lo intenta, de manera que tu presencia solo genera más silencio. Si una imagen vale más que mil palabras, un mero silencio puede narrarte el final más complejamente descriptible posible.
Si al menos esa figura emitiera algún sonido, el silencio no agobiaría tanto. Un silencio claustrofóbico que solo acrecienta la sensación de estar acompañadamente ahogado. Es una sensación demasiado incómoda.

Inmerso en mis pensamientos no me había percatado de que esta sección era notablemente distinta al resto de segmentos ya transitados;  el final de mi pasillo enlazaba, con un giro, el pasillo de mi amigo caminante. Diría que estoy nervioso, pero la verdad, el cansancio ya no distingue más allá de su egoísmo. Si desde el principio había estado inquieto y enormemente agobiado, ahora simplemente estaba “desenchufado”.

Realizado el giro, una breve recta separaba mis pasos del esperado reencuentro. Y allí estaba aquella figura; caminando decididamente haciéndome creer que aún no se había percatado de mi presencia (por supuesto, aquel dedo seguía con su repetitiva rutina). Curiosa la percepción de mis ojos; en la distancia frontal la nitidez era impecable, pero conforme me acercaba, el contorno se difuminaba y emborronaba. “Tiene forma humana”.

Aunque tiene forma humana, solo es visible su contorno, el contenido del mismo parece ser un aleatorio color extendido a modo de relleno. Incluso diría que tiene el mismo “cabezón” que yo.

Y ahora es cuando lo veo todo claro, a pesar de ver cada vez más desenfocada su imagen.  Me hubiera sorprendido su inteligencia de no ser porque ya había identificado su origen.  Estaba en el punto en el que (no) quería estar. Estaba en el punto al cual él (no) quería atraerme. Por primera vez, conscientes los dos de saber qué ocurriría, continuamos caminando esperando encontrarnos. Cuando le vi levantar el brazo usado tan fervientemente para pasear su dedo por aquel terreno…  Cuando le vi actuar por primera vez de forma humana…  fue entonces cuando, tranquilamente complacido, cerré los ojos mientras estrechaba mi dedo a su encuentro. Sonreí sabiendo que ocurriría, no era la primera vez que me había olvidado (perdido) de mí mismo.

Al fin pude decir(me)le; “buenas noches”.

sábado, 13 de junio de 2015

Sepulturero

Demasiado imperceptible para ser conscientemente cierto, demasiado profundo como para poder hincar nuestra pinza entendible entre los huecos que apartan su sólida estructura de la denominada vida, porque aquello que realmente somos no es más que una idea perdida en aquella caverna, que no hace sino refugiar nuestra mente en un profundo hoyo.

Parece que hayamos vivido reiteradamente nuestra vida, algo que nuestro cerebro hace hincapié en simular. Es lamentable pensar que toda sílaba tenga un significado global, pero es una excusa demasiado dulce como para poder ignorarla, pues la felicidad parece sonreír en aquel diptongo que nos traba la lengua, llenándonos de conocimientos tan vacíos como la propia vida, que de simple tiene mucho, y de complicaciones tiene miles.

Increíble pero cierto, estamos aquí sentados intentando responder a aquello que nos hace pensar, como si por el hecho de afrontarlo fuera a suponer una compensación equilibradora. Nada equilibra el todo, todos lo somos, nunca fuimos siempre y aún así siempre seremos nada.  Ridículo trabalenguas que se disfraza a modo de transparente obviedad, necesitas perderte para entender lo que qué inconscientemente necesitas saber, entonces realmente entenderás que hasta ese instante no entendiste nada. Bienvenido.

Capta el concepto, pareces perdido. Esa es la idea. La idea es tan simple que se ha burlado de ti mientras intentabas comprenderla ¿De verdad pretendes encontrar un frasco en tu vitrina que contenga lo incontenible? Tantas justificaciones para tantas complicaciones que lamentablemente carecen de relevancia. Podemos ser tan irrelevantes como necesariamente queramos serlo. Es cuanto menos un buen pasatiempo. Salir invicto es imposible, la cercanía de su dulce aroma no provoca precisamente tranquilidad, y, por supuesto, ni si quiera muertos el hedor desaparece.

Suena cada noche, de hecho sigue sonando, el ruido de la tierra ahondando aquella tumba, agrandando aquel hoyo que tan minúsculo era antes; silenciado por nuestra mente, el sepulturero sigue cavando sin descanso.

miércoles, 22 de abril de 2015

Composición "Eternal Paradox"

En esta ocasión hago un inciso para mostrar una composición que forma parte del EP en el que estoy trabajando individualmente titulado "The Port Of The Insomnia. A New Path Between Leafs". Se trata de un EP de temática neoclásica con fusión de estilos y técnicas propias de la Post-modernidad musical, como el Metal Progresivo, Tapping o Sweep Picking. Los instrumentos clave están conformados por la inclusión de guitarras acústicas, violines y teclado. Mi finalidad es fusionar la estética clásica a través de conocimientos modernos de la música progresiva; progresiones de compás, cambios de tempo, evolución de melodía y estructura, etc.

Se trata de una versión demo de la canción"Eternal Paradox", que combina guitarras acústicas y violines. En cuanto a calidad se refiere, no es la versión definitiva, espero poder grabar con calidad el EP en un futuro cuando tenga los recursos suficientes.

sábado, 18 de abril de 2015

Árbol de Reminiscencia

Y recordar ese péndulo onírico que delata aquel cajón, antiguamente aliado, cuyo cruce de dedos aguarda una trampa emocional; en mi mesilla de noche se esconde un pequeño yacimiento esperpéntico de lo que un día fueron buenas funciones fallidas. Voltear una huella escrita parece algo sencillo, un mero mensaje que un día se vistió de realidad imprescindible, que lució la primera noche como el descubrimiento trasnochador de válvulas motoras de cobijo abstracto, y que ahora ha sido arrastrado por el viento hasta una cala desolada por las líneas morales.

Increíble, ser lo que nunca pensé ser pero una parte de mí siempre quiso, sufrir lo que nunca pensé sufrir pero una parte de mí siempre esperó sufrir. La continuidad paradójica de la individualidad humana debería ser recogida en un árbol de grandes dimensiones, partiendo de simples recuerdos que hinquen sus raíces en la corpórea tierra, y, creciendo en base a ellas, redactar nuestra existencia extendiéndose una y otra vez. Porque somos así, un enorme árbol cuya base asienta elementos distintivos entre sí si partimos de arriba hacia abajo. Y que distintos creemos ser de los demás, cuando nuestra propia conciencia ha sido distinta y lo será hasta el día de su despedida. Y de repente, recuerdo vagamente aquel lugar; abro aquel cajón que mi mente aisló del universo y que me hace estornudar por acumulación de polvo, y sonrío mientras me muerdo intensamente para paliar la presión mental.

Sonreír es lo que preferiría hacer, pero los conceptos obsoletos de aquel papel escalan por mi espalda y me susurran al oído “Siempre hemos estado aquí dentro, siempre hemos estado contigo”. Evitar los errores en nuestro amplio sesgo mental es un mecanismo de evolución que nos permite, en el ámbito más amplio del término, alcanzar la felicidad. De esta forma podemos, incluso, llegar  a pensar que ni si quiera hemos accidentado aquella situación que entumece nuestro cerebro.

Pero no es sino un mecanismo más de engaño, evitar el hecho no hace que desaparezca, solamente podremos soltar una bocanada de alivio si estrechamos el cerco y tumbamos el dolor con un pulso emocional. Pero, es increíble cómo el árbol ha seguido creciendo y el tronco se ha endurecido, cada vez más, a medida que sus raíces se extendían recuerdo a recuerdo. Pero aquella hoja guardada en el fondo de nuestro cerebro sigue doliendo, y me temo, seguirá doliendo; dolerá porque dolió, porque, aunque apartada, siempre estuvo y estará con nosotros como base necesaria, como raíces que posibilitan nuestro crecimiento.

Introducida la materia, el acervo que de verdad acontece el texto comienza a desglosarse llegados a este punto. No es imprescindible hacer la comparación a través de las experiencias propias del estándar de recuerdos escritos ratificado como “diario”, basta con cualquier texto relativamente antiguo para darnos cuenta de que nuestra propia contradicción es irrevocable.

Un gran margen de tiempo nos demuestra haber estado equivocados plenamente cuando confiábamos a ciegas en la exposición de nuestras teorías y asimilábamos como verdadero aquello que apenas tenía experiencia tras de sí para poder validarse. Por ello, aunque es necesario pasar dicha trama, volver a abrir aquel cajón y observar todo lo que fuimos y actualmente no somos ocasiona un breve arrepentimiento que muchas veces suele preceder una sonrisa de nostalgia. Pero que actualmente no seamos iguales, o que,  simplemente, no sintamos lo mismo, no significa que sea imposible volver a trasmutar nuestros pensamientos y sentimientos relegados y volver a escenificar segmentos de nuestro pasado. Específicamente hablando, hay un tema que es intermitente, pero que suele ser una constante en el segmento temporal que consolida nuestras memorias escritas.

Podemos intentar engañar a nuestra conciencia, pero nuestro subconsciente es muy
analítico como para evadir las señales que concluyen en nuestra mente como un puzzle
útil pero incomprensible. Seguramente, la mayoría de personas prefieran guardar el lastre en un angosto páramo cuando la idea se asemeja a una experiencia trágica. Anteriormente mencionaba que dicho “tema” siempre formaba un inevitable ciclo. 

Muchas sensaciones ya vividas forman una nueva extensión en este preciado árbol, que crecen y se cruzan en forma de ramas intentando alcanzar el cielo. Años atrás, la corteza no pudo proteger el impacto que hizo derramar la savia a través del proceso creado, y el ciclo que pensé haber cerrado volvió a abrirse; la madera, cercenada, tardó en volver a crecer para impulsar el crecimiento de la instancia más alta del árbol. Las raíces parecen haberse fortalecido, han servido para agarrar el conocimiento atormentado por los años, y ahora posibilitan el crecimiento de un nuevo bosque que espera ansioso dos pares de pisadas en un día cualquiera… Un día cualquiera.

viernes, 10 de abril de 2015

Punto de divergencia

"Cuando el propio subconsciente comienza a burlarse del ser humano y la mínima consciencia se alía con él, la persona acaba por andar a la deriva en un bucle de confusión cuya solución es percibida con facilidad pero trágicamente inalcazable por ella misma".

Mnemotecnia Inversa


¿9 _ 0 - 8 _ _ - 6 _ 3 _ 6 - 1 _ 2 - 1 _ 7 _ 0 _ 2 1 _ 6 - 6 _ - 9 _ 9 _ 3 _ 6 - 9 _ 7 _ - _ 5 - 3 _ 6 3 _ - 4 _ _ 5 _?